martes, 15 de marzo de 2011

El noble anciano

Manuel no hacía más que quejarse de que el día que cumplía 20 años estaba empezando tan frio y tormentosos. Su anciano sirviente le llamo para que se sentara con él al fuego y le dijo que le iba a contar una historia que había ocurrido un día como aquel hacia algún tiempo.

“La reina estaba gravemente herida. La caída del caballo había producidos grandes daños en ella y en su bebe. Todos los médicos del reino estaban allí pero nadie podía hacer nada, salvo esperar un milagro.
Esa noche fue la peor desde las 3 últimas desde su accidente. El tiempo no acompañaba ya que fuera había una ventisca horrible que se colaba entre los huecos de las ventanas.
El guardia estaba mirando desde el torreón cuando un rayo le revelo algo que no esperaba ver en esa noche tan estremecedora. Era un anciano, venia desvaído y pido auxilio a los dueños del castillo. Sin dudarlo ni un momento las puertas se abrieron y el pobre hombre entro dentro del recinto. Le dieron ropa seca, cobijo y comida lo que el agradeció mucho, pero no era eso lo que quería. Era sabido por todo el reino que la reina estaba muy herida y que no encontraban la manera de salvarla asique pido audiencia con ella pues tenía algo muy importante que decirle.
No se la concedieron, pero el insistió. Le expusieron a la reina lo que el anciano había dicho y ella accedió inmediatamente tenía mucho miedo de que le pasara algo, no a ella sino a la vida que llevaba dentro de sí.
El anciano se quedo a solas con Marie y le confesó que detrás de las montañas donde estas las tierras en sombras había una gruta en la que vivía un dragón cuya sangre dicen que puede curar hasta una herida mortal
Hizo prometer al anciano que no se lo diría a nadie más que a su marido.
A la mañana siguiente Marie y Gagotan partieron. Cruza el valle sin descansar y llegan a las falda de la montaña sombría el sol ya había caído y la oscuridad empezaba a rondar. Allí no se divisaba ninguna gruta ni entrada. Gagotan empezaba a sospechar que todo había sido una mentira para que la reina muriese y no tuvieran descendencia, cuando de repente un leve silbido comenzó a oírse.
Salía de una pequeña grieta de la pared la cual al acercarse se abrió ante sí dando lugar a un oscuro pasadizo. Gagotan bajo a por su mujer y la llevo en brazos hasta allí.
Al entrar no se veía nada, pero él siguió andando hasta llegar a una sala enorme a la que llegaba una tenue luz. De entre las sombras surgió el anciano que les había visitado en el castillo y con una profunda voz les dijo que gracias a la bondad que habían tenido con él al llegar al castillo, él les recompensaría.
El anciano se convirtió en un enorme dragón que con una de sus afiladas garra arañó su dura piel para hacerse una herida de la que sobro una especie de sangre dorada brillante que floto y rodeo a la reina levantándola en el aire.
Al cabo de unos minutos la luz ceso y la reina fue posada en el suelo. No parecía que hubiera pasado nada y el dragón había desaparecido.  De las sombras surgió una voz que le dijo al rey que llevara a Marie al castillo pues necesitaba descanso.
Gagotan sin pensarlo dos veces bajo corriendo la montaña con su mujer en brazo y se monto en su caballo para volver sin premura al castillo.
Al llegar tumbaron a la débil reina en su cama justo a tiempo para que ella diera a luz a un hermoso bebe.”


El anciano terminó la historia no sin antes confesarle:
Esta historia pasó hace justamente 20 años y yo llevo aquí cuidando de ti desde el día que desapareciste de mi gruta.